viernes, 8 de febrero de 2013

Capítulo2


Hoy era sábado y por raro que pareciese me deprimía,  quería volver a ver a ese chico, Liam,  y conocerlo un poco más.
Tenía que hacer un trabajo  para Naturales y me puse con él, continuamente me distraía y me ponía a pensar en Liam,  no sé por qué; al final acabé garabateando su nombre en una hoja. Puse música para ver si me distraía y podía seguir con el trabajo pero nada.
Sin darme cuenta me pasé toda la mañana intentando no pensar en él pero sin resultados porque enseguida me llamó mi madre  para comer. No hablé nada en la comida estaba ocupada intentando pensar en otras cosas pero pensando en él, ¿nunca se iba a ir de mi cabeza?
Al acabar de comer subí a mi habitación y volví con el trabajo hice un poco pero volvió a entrar en mi cabeza, sonó el teléfono, era un mensaje de María, mi vecina, cuando volví a relacionarme con la gente empecé a quedar con ella porque los fines de semana me aburría mucho y ahora nos llevamos bastante bien,  es alta con el pelo marrón muy oscuro y rizo,  tiene unos ojos marrón miel preciosos, siempre está sonriendo y es muy alegre; el mensaje decía:
Había quedado con una amiga para ir al cine pero me acaba de decir que no puede ir,  quieres venir? Ya tengo compradas las entradas.
Así me lo podía quitar de la mente un poco y le dije que sí.
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Habíamos quedado a las cinco pero llegué cinco minutos antes porque me estaba desesperando en casa, ella llegó justo en punto, fuimos a comprar palomitas y unos refrescos y nos dirigimos al cine, estaba a punto de empezar, unos segundos después de sentarnos empezó la peli. Íbamos a ver El lado bueno de las cosas, estaba bastante bien pero no me  distraía. Al acabar la peli María no dejaba de hablar de lo bien que estaba, que fuera una pena que Alicia (la amiga con la que iba a venir) no la hubiera visto, no le estaba atendiendo mucho y creo que se dio cuenta y me dijo:
-Que pasa, ¿no te gustó?
-No, estuvo muy bien pero no sé tengo la mente en otra parte
-Y en dónde, dime ¿en qué piensas?
-¿La verdad? En Liam
-¿En Liam?
-Sí, es un chico que conocí en el bus
-Oh,  y te gusta verdad.
-¡No!
-Entonces por qué piensas en él.
-No lo sé no se me quita de la cabeza- seguimos caminando hasta unos bancos que había cerca y nos sentamos.
-Umm, interesante- dijo mientras se pasaba la mano derecha por la barbilla y cruzaba las piernas, estaba muy graciosa y nos reímos las dos.
Anduvimos un poco por ahí y luego nos fuimos a casa.

El resto del fin de semana fue tranquilo, pero no dejaba de repetir en la mente nuestra última conversación ¿por qué? Otra vez, no lo sé, y por supuesto él tampoco salía de mi mente.

lunes, 4 de febrero de 2013

Capítulo1


Todos los días era lo mismo. Me subía en el autobús a las  5 de la madrugaba y me pasaba ahí 3 horas para entrar a las 8:30 en el instituto ¿Por qué lo hacía? No tenía mucho sentido pero eran mis motivos. A los 5 años mis padres se separaron  y yo me quedé con mi padre,  mi madre se fue a vivir a 3 horas de viaje, la iba a ver todos los fines de semana. A los 13 mi padre murió y pasé mucho tiempo con mi madre sin volver allí, pero cuando fui a recoger las cosas que me quedaban en la casa de mi padre de repente me sentí muy bien como si toda la pena se fuera por lo que todas las mañanas  iba allí al instituto y pasaba la tarde con mis amigas, me sentía muy bien allí como si mi padre aún estubiera.  Aún   no sé como mi madre me deja hacer este viaje todos los días (excepto fines de semana) pero me deja.  Siempre me aburro mucho esas tres horas muchas veces aprovecho para hacer deberes, leer y escuchar música. Desde la muerte de mi padre me separé de todo el mundo y solo me seguía hablando con dos de mis amigas: Sara y  Laura.
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Un día  el bus iba todo lleno y un chico muy guapo de pelo  marrón muy corto, alto y delgado con unos preciosos ojos marrones muy oscuros se acercó a mi asiento y me dijo:
-Me puedo sentar?-me quedé cortada pero después de quitar mi libro de historia  puse la mano en el sillón y asentí.
-Cómo te llamas?-  me atreví a preguntar.
-Liam- respondió muy tranquilo, estuvimos callados  el resto del viaje, era tan guapo que me quedé mirando para el rápidamente y a la media hora de viaje me dijo:
-Bueno yo me bajo en esta parada ¿y tú?
-Me bajaré en la siguiente parada- respondí aunque lo cierto era que aún me quedaban dos horas de viaje, no sé por qué le mentí simplemente lo hice impulsivamente.
-Encantado de conocerte.
-Lo mismo digo.
Nos despedimos con la mano y  curvé los labios en una pequeña sonrisa.
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El día fue normal no le conté nada a mis amigas sobre lo de Liam, me pusieron muchos deberes pero seguramente los acabaría en el bus, como siempre.
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A las dos horas de viaje Liam volvió a subir al bus, esta vez no iba lleno  pero se repitió la misma situación que por la mañana, lo diferente era que esta vez el asiento de al lado no lo ocupaba ningún libro. Era como si ya supiera que se iba a volver a subir y sin calcular el tiempo otra vez impulsivamente recogí todo un poco antes de que llegase. Esta vez hablamos un poco más, me contó que el cogía el bus para  al instituto que empezaba muy temprano y yo le dije que casualmente me pasaba lo mismo.
Se bajó a la media hora y me volvió a preguntar antes de irse:
-Y tú, ¿dónde te bajas?
-Me bajaré en la siguiente parada- que estaba a cinco minutos y a mí aún me quedaba media hora pero le volví a mentir ¿Por qué? No lo sé pero lo hice.
Nos volvimos a despedir con la mano y esta vez sonreímos los.